DIBUJAR es HuMANO

El dibujo está en todas partes. Estamos rodeados por él, está tejido en el urdimbre y la trama de nuestras vidas: lo practicamos como una de nuestras experiencias más tempranas siendo niños, y como padres atesoramos los dibujos hechos por nuestros retoños como nada más. La gente dibuja por todos lados en el mundo; el dibujo puede incluso ser usado como un lenguaje visual global cuando la comunicación verbal falla. Siendo adultos lo usamos pragmáticamente para bosquejar nuestros propios mapas y planos, pero lo usamos también para soñar –en borrones y garabatos. Usamos el dibujo para denotarnos a nosotros mismos, nuestra existencia dentro de una escena: en el contexto urbano, por ejemplo, el graffiti actúa como una forma de dibujo dentro de un campo expandido.

Verdaderamente, el dibujo es parte de nuestra interrelación con nuestro entorno físico, grabando en él y sobre él, la presencia de lo humano. Es el medio por el cual podemos entender y hacer mapas, descifrar y entendernos con nuestros alrededores mientras dejamos marcas, rastros o sombras para marcar nuestro paso.

Pisadas en la nieve, vaho en la ventana, estelas de vapor de un avión a través del cielo, líneas trazadas por un dedo en la arena –literalmente, dibujamos en el mundo material.

Dibujar es parte de lo que significa ser humano –de hecho, sería ridículo aplicar esta declaración a otros medios más especializados, como la pintura, escultura o collage, pero de alguna manera, aplicada al medio del dibujo, la idea es más fácil de comprender.